VIRAJE -TBT-

Se recuerda con estupor que el Trasatlántico Titanic, chocó contra un iceberg dejando como consecuencia más de 500 muertes y cuantiosas pérdidas económicas. Seguramente, que con un mejor cuidado, control oportuno y algo de humildad, se hubiese podido dar un viraje y, se habría evitado la tragedia, que se ha “revivido” en el cine. El término VIRAJE, quiero aprovecharlo para que sea aplicado en la cotidianidad y entorno. Ante la problemática social que se vive en este momento histórico; problemas por doquier, pandemia incluida; circunstancias difíciles, las que quieran y que ponen en aprietos a chicos y a grandes, a jóvenes y a adultos, y por el covid-19 a los adultos mayores. Algunos episodios están en nuestras manos, que bien podrían evitarse a través de una acción sencilla pero importante, por lo oportuna: dar un viraje, hacer un desvío o un cambio de orientación. Por lo mismo los convoco, para que siempre estén y estemos atentos del entorno, de los amigos, de los compañeros, de los compromisos y de los senderos que se deben seguir para llegar a los propósitos, para cumplir la meta propuesta, primero como personas y luego con actuaciones desde el rol que desempeñemos. Evitar no es cobardía y, la valentía se puede medir con prudencia, con mesura, con cuidado y ahora con protocolos de salubridad. Conocemos que en el mundo moderno, riesgos son los que existen, que los peligros están a la orden del día; siempre existirán personas que están al acecho de incautos, de descuidados y desprevenidos. Estemos atentos por favor, midamos peligros, y de ser necesario hagamos un viraje, tomemos otra “autopista” que nos conduzca por escenarios seguros y con personas de buenas intensiones. Se suele decir: de todo hay en la viña del señor, y efectivamente, en el camino de la vida encontraremos cosas buenas y muchas malas; entonces, comprometámonos con las buenas y de un timonazo -viraje- evitemos las malas. La confianza no es mala, pero oídos abiertos y ojos despiertos alertan sobre algo que no le conviene a la salud física, ni a la salud mental y, es entonces cuando el viraje se hace conveniente y necesario. Mi intervención no es profunda, ni tecnológica, ni científica y, menos novedosa; pero sí preventiva y decorada de buenas intensiones y de los mejores deseos. Dar un viraje urgente a tanta cosa mala que tiene nuestro país y el mundo; el cambio de acción y reacción lo tenemos que dar todos desde la instancia que nos corresponda. Los adultos de turno, no fuimos capaces -permitimos-; estrellamos al país, con los icebergs de la corrupción, de los carruseles, de la trampa, del más vivo, de la delincuencia, de la inseguridad, de los abusos, de la mentira y de tantos témpanos, no de hielo sino de miedo, violencia e inseguridad, que nos pueden dejar fríos en cualquier momento de la vida. Por lo mismo ¡cuidado y atención!; ¡prevención y cautela!; conectados con los cinco sentidos, atentos con ambos hemisferios y con la “malicia indígena” activada; agudizar el olfato ante los peligros que nos pueden acechar.

El mensaje es sencillo: tengamos cuidado en nuestros andanzas y determinaciones, no nos comprometamos con lo que daña al cuerpo y perturba la mente; merecemos calidad de vida, calidad que en gran parte depende de cada uno y de las circunstancias, no necesariamente de lo que brinden otros, sino de lo que en persona uno -yo- se ofrezca para vivir con decencia y dignidad. Querámonos, respeteémonos, busquemos seguridad y ganemos autoestima. El compromiso personal y social es mayúsculo y, a pesar de las dificultades existentes, mantengamos la esperanza de un mejor país. Ser optimistas no es negativo. Pero empujémoslo.

Very cordially