!OH, QUÉ COLAS!
- mikearcos
- 11 abr 2022
- 2 Min. de lectura
No se trata de la guerra entre las colas, Pepsi y Coca, para nada, sino de las que ahora vemos y hacemos con frecuencia: unas largas, otras cortas, algunas en zigzag, y ninguna de ellas son colas o filas estimulantes; no son estéticas, no agradan ópticamente, en cambio producen pérdida de tiempo y cansancio pues haciendo esas demoradas y largas filas, no se encuentra un lugar para colocar la cola y darles un pequeño descanso a las piernas, al cuerpo y a la mente.
Colas por doquier, por aquí y por allá: en el banco, para reclamar recibos de impuestos de casa, carro o negocio; para tramitar el pasaporte, para reclamar medicamentos, colas motorizadas en la operación retorno, en la democracia colas en las urnas, y hasta para comprar churros; sumándole que por pandemia, acabamos de pasar por las colas con tapabocas y distanciamiento social para hacer compras en los supermercados o grandes superficies. Y cuando volvió la presencialidad en educación las colas fueron para conseguir cupos en cualquier Institución Educativa. --En donde la educación es gratuita y obligatoria--
Bueno, hay que decirlo, las filas son parte del orden y cultura que debemos conservar, pero después de esperar y esperar, al rayo del sol, cobijados por el frío o la lluvia, y el avance lento de las mismas, obvio el cansancio es una consecuencia, al punto que los gemelos duelen como si fuesen cuatrillizos.
Este TBT modificado está demostrando que el avance de la tecnología no ha servido mucho para mejorar y acelerar procesos en varias entidades, particularmente del Estado. Las demoras y las largas filas siguen como en la época del pedal, cuando todo se hacia a pulso, a mano, punteando, contando, sin calculadora, sin computador, sin internet, sin etc. sin contar que en algunas circunstancias algunas filas son perdidas; se llega al turno y aparecen los obstáculos: aquí no es, en este banco no recibimos, le toca llamar a Bogotá, se llega a la caja y no tienen el código de un producto, y muchos etc. Entonces nos toca salir con la cola entre las piernas.
Claro que tienen que existir las causas para que se generen esas aburridas colas principalmente por culpa de los entidades, empresas o negocios y en oportunidades también porque los usuarios en mala práctica dejamos todo para el último día.
El tiempo pasa y las colas continúan, significando que no se han tomado los correctivos necesarios para evitar esos dolores de cabeza, de gemelos y de cintura. Respetar a la gente, hace parte de las organizaciones, las que sean, entonces deben ser previsivas para que esas situaciones no se presenten, por ejemplo: estar al día en tecnología, prever que habrá mayor afluencia de público o usuarios, ser más diligentes… en fin las soluciones tienen que darse para acabar con ese calvario de hacer colas hasta para comprar cilantro. ¡Vaya vaya! que paciencia la que tenemos.
Sin llegar al morbo, sino con respeto y admiración a una de las tantas fortalezas femeninas, son las únicas colas, que no traumatizan. Por lo demás de verdad que con la virtualidad y con tecnología de punta, disfrutaremos de una vida más ágil, efectiva y afectiva. ¡¡ojalá!!
Very cordially
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