LAS VACUNAS
- mikearcos
- 20 nov 2020
- 3 Min. de lectura
En anuncios de prensa, esperanzador que se informe, que las empresas americana Pfizer, asociada con la alemana BioNTech y la americana Moderna ofrecerán a la humanidad la vacuna que combate el covid-19, dicen que con una eficiencia del 90% al 94%. Pero “en total 46 vacunas están en pruebas clínicas, 6 de ellas en fase III”. Claro, todo no es color de rosa; se comenta que la vacuna viene con la intensión de acopiar información de toda índole de las personas que la reciban. Algo así, como “toma y deque”. Amanecerá y veremos; mientras tanto reforcemos el distanciamiento social, el lavado de manos y no dejemos de usar el tapabocas. De otro lado, en los rezagos de la pandemia, existen otras dificultades de alta preocupación social. Y es que, se están viviendo episodios muy críticos en distintos órdenes, que afectan sistemática y negativamente la vida de muchas personas, situaciones complicadas que no se solucionan con vacuna alguna. El cambio climático, por ejemplo, es otra epidemia que nos está llevando a soportar inclemencias y emergencias que se solucionan sólo con cambios de hábitos y acciones responsables con el medio ambiente por parte de personas, colectivos, empresas y gobiernos. En el ámbito local, en donde por suerte o desgracia nos ha tocado nacer y vivir, la violencia y la corrupción son dos epidemias que nos están matando rápido y despacio. ¿Vacuna para ello? averígualo Vargas, porque el descaro ha sobrepasado inimaginables límites, que asombran al mundo y a nosotros las víctimas. Pululan y pululan el robo de celulares, de bicicletas y muertes para su comisión; son otros actos criminales que preocupan, porque la inseguridad al respecto es el común denominador. Los feminicidios, la muerte a líderes sociales, las masacres, se convirtieron en el día a día en muchas coordenadas del País.
Las marchas con destrucción, muerte y miedo, se han convertido en final acostumbrado y, no se diga de la perdida de autoridad de la fuerza publica por culpa de algunos de sus integrantes. La pobreza, ya extrema; el desempleo y la hambruna son otras problemáticas sociales, que no se contrarrestan sino con vacuna laboral y comida; obvio ofreciendo posibilidades de trabajo, vivienda, educación y salud, con mínimos para que el común de las gentes tenga algún alivio en sus siempre complicadas vidas.
“En Colombia fue la corrupción la que contagio al virus”. Imagínense ustedes semejante afirmación de un ente de control del País. Qué se puede esperar de algunos de nuestros gobernantes y entidades públicas, que sin piedad, sin el mínimo rubor y con el mayor de los descaros, alteran los contratos relacionados con la atención a la pandemia, para quedarse con una buena tajada, quitándole posibilidades a quienes verdaderamente necesitan ayuda para aliviar las penurias que les corresponde por sus condiciones de vulnerabilidad. Quedamos asombrados y perplejos ante estos hechos; sin contar los “atracos” en menos escala, pero que cometen las grandes superficies, los almacenes, las empresas, los supermercados y hasta las tiendas de barrio, que tranquilamente fueron ajustando el escaso presupuesto del pueblo, con el alza de alimentos y elementos de consumo. Repito y si quieren reitero. Qué vacuna, cuál vacuna nos deben inocular para pasar esta triste realidad que viven --y mueren-- un alto porcentaje de colombianos. Así como vamos, no sé que será mejor: qué nos visite el coronavirus o que sigamos muriendo en vida todos los días con la difícil existencia para muchos. Y el problema es que, la Fuerza Pública ha perdido confianza, el Chapulín ya no está y Mandrake dejó de circular.
Very cordially
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