"ENTRE COMILLAS 11"
- mikearcos
- 6 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Frases, oraciones, expresiones, conceptos, titulares, respuestas, opiniones, caricaturas, entre otras; que suelen aparecer en revistas, periódicos o redes sociales y, que nos debe causar alguna inquietud, curiosidad, preocupación, reacción, incertidumbre, orientación o simplemente información. Veámoslas aquí:
En esta oportunidad, me salgo del esquema que he propuesto en “entre comillas” para socializar con ustedes un texto que encontré en mis archivos y, que a propósito de la situación que estamos viviendo, me parece muy oportuno, además como homenaje y reconocimiento a su autor, el licenciado Miguel Antonio Sánchez Jiménez, QEPD; quien en vida fue compañero en el Colegio de Boyacá.
EL AMOR EN EL HOGAR
- La palabra hogar evoca una sensación de bienestar y placidez propia de la morada donde podemos gozar del inagotable afecto y calor humano de nuestros seres queridos.
- Es el espacio donde compartimos la vida a la luz del amor y la camaradería que nos une. Constituye el nido donde se teje la intimidad entre padres e hijos y se pueden expresar espontáneamente los sentimientos; donde todos pueden ser ellos mismos, quitarse las máscaras y demostrar la ternura sin hacer el ridículo; donde comparten sus inquietudes, se liberan de las presiones y se ofrecen mutua ayuda. Debe ser un remanso de paz y armonía donde todos se nutren y salen enriquecidos. Lugar donde se alberga no sólo la familia sino el alma de cada uno de sus integrantes.
- Ser padres no es una actividad, es un estado o condición de la edad adulta. Para su desempeño no se necesita eficiencia, sino mucha paciencia; su éxito no depende de las actividades que desarrollemos, sino de las actitudes que demostremos. Nuestra misión es la de apoyar a los hijos en su proceso de crecer, no la de convertirlos en lo que nosotros no pudimos ser. Para ello lo fundamental es ofrecer un hogar donde reine la armonía, siempre la solidaridad, prevalezca el respeto y abunde el afecto.
- Para los hijos el hogar es sinónimo de seguridad y bienestar. Allí se nutre su corazón y se forja su personalidad; allí se sienten seguros, cuidados y protegidos porque siempre hay alguien que lo ama; allí aprenden cómo relacionarse con la gente y la importancia de compartir y respetar a los demás. El hogar debe ser una fuente de comprensión, cariño y armonía de manera que se constituya como terreno fértil en el que sus raíces se desarrollen fuertes y sanas.
- ¿Cómo hacer para dejar un mensaje sólido para que nuestro(a) hijo(a) pueda ser feliz o una persona segura de si misma con capacidad de dar y recibir afecto?
- Primero: La respuesta está en el amor
- ¿Cómo tiene que ser ese mensaje de amor para que trascienda y de fuerza emocional?
- Tiene que ser incondicional, pase lo que pase... y van a pasar muchas cosas. El amor se entrega porque si, no porque toca, nunca como un deber y jamás se reclama algo a cambio.
- Segundo: Para el amor debe haber tiempo compartido, donde este hijo(a) se sienta inmensamente querido e importante. Ojalá tiempo individual sin interrupciones para interactuar explorando sus vidas, sus intereses, sus fantasías y sus creencias y donde los padres puedan contar cosas de sus vidas. Esto es vida en familia, momentos inolvidables de vivir intensamente una experiencia. La presencia de los padres es clave y que le permita al hijo explorar el mundo, cometer errores, tomar decisiones. Hay que estar guiando, a veces observando, a veces ordenando o poniendo límites, pero sin el constante enjuiciamiento.
- Tercero: Aceptar al hijo como es, lo ayuda a desarrollar sus talentos, a corregir sus errores. El amor que perdura es honesto. Alaba sólo cuando el hijo(a) lo merece. Hay conciencia de las debilidades y busca cómo ayudar. Exige, pero sólo de acuerdo con el potencial de hijo(a). No le exija lo que no puede dar, pero tampoco lo penalice por no ser lo que nosotros nos hubiera gustado que fuera.
- El amor sano pone límites cuando lo ve necesario, acompaña en el momento difícil y celebra en las alegrías. El amor bueno le muestra al hijo(a) lo inaceptable, de manera contundente y nunca acepta mentiras, ni agresiones a otros. Es importante que los hijos sientan su amor. Hay que cerciorarse de que sepan que los amamos. En la crianza, después del amor todo es secundario. Saber que mi papá y/o mi mamá me aman de verdad, es lo único que queda y deja huella. El amor auténtico de padres hacia los hijos es irremplazable. Pensemos y reflexionemos sobre esto a la hora de criar a nuestros hijos: Cuál es legado que les queremos dejar y cómo lo estamos haciendo.
- Son nuestras actitudes las que deciden si nuestra memoria se perpetua a través de todo lo malo y lo bueno que sembramos en sus vidas; si queremos tener un hogar cálido y acogedor debemos llevar allí lo mejor de nosotros mismos, donde se siembre la vida, se cultive el corazón y se coseche en forma abundante el amor.
Compilación del profesor Miguel A. Sánchez
Tomada de Noti-Canapro EDICIÓN No. 53
Very Cordially
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