DEL BARBIJO

Este nuevo componente de la “moda obligada” merece un reconocimiento. Se asume que ha tomado presencia y fuerza, una nueva prenda como consecuencia de la pandemia. Y ¡vaya vaya! que sí se ha hecho mucho con esta mascarilla. Primero los precios de los tapabocas tradicionales, el quirúrgico, termosellado, se treparon como del mostrador a la cara y se volvieron caros; entonces aparecieron los de tela u otros materiales, de colores, con pintas desde infantiles y hasta demoniacas; y así fueron apareciendo modelos de unos y de otros, como las caretas antivirales, mascarillas acrílicas, caretas tipo gafas, como al ritmo que iban apareciendo las nuevas cepas del covid-19. Unas mascarillas desechables, otras lavables, que se pueden limpiar y hasta planchar. Tapabocas de un solo uso y eso si se saben utilizar, porque sólo del caucho se recomienda manipular; si lo toman con la mano, al virus no le gusta y se puede desquitar… Se dice que los quirúrgicos son flor de un día, pero según recomendaciones del Ministerio de Salud se pueden utilizar por 15 días en jornadas máximo de 7 horas; obvio, a mayores jornadas menor el número de días.

Con el barbijo no nos distinguimos de a mucho y pasamos como desapercibidos o hasta camuflados. Algunas circunstancialmente ocultan los morados causados no por el covid-19, sino por el ¨coviarde¨ que les pega a las mujeres. Y ellas muy sumisas no se lo quitan ni para comer, porque estaría evidenciando la violencia familiar y de regreso a la casa con la otra golpiza podría pasar de morado a negro. Triste pero cierto. Memes también han aparecido donde escondemos la fealdad y nos sorprendemos con la desnudez superior. Lo cierto es que la mascarilla, después de dos años, nos ha dejado el rostro más claro por donde nos cubre, algo así como la piel que cubre la ropa interior de ellos y especialmente de ellas, que son más claritas por allí, por donde no les da el sol.

Muchos no aguantan la prenda superior y otros no se la quitan ni para dormir,

¡Ah! y para los que montamos en bici, el barbijo se convirtió en un atuendo deportivo, particularmente cuando pedaleamos en las primeras horas del día y más cuando enfrentamos madrugadas nubladas y en los raudos descensos, porque la mascarilla es como un “filtro” para colar el aire frio.

Los tapabocas N-95 están reservados para los médicos, pero también existen los KN95 y para salvaguardar las vías respiratorias encontramos la mascarilla industrial; mascarilla Rcp, barbijo Triple Capa, KN95 STEELPRO, KN95 Negro Park, mascarilla KN95-N95 Blanca Plegable, en fin de todos los colores y variadas referencias hasta el punto, que en octubre seguramente se pondrá de moda el de tela anaranjada o de otros colores con la ahuyama dibujada para destacar no que estamos en pandemia sino en la fiesta de disfraces.

Las orejeras de los barbijos son generalmente de tela o de caucho y de paso aparecieron las Salva Orejeras en sintético para no maltratarlas y una pre-mascarilla en silicona para evitar que los tapabocas se peguen al rostro y se inflen y desinflen cada vez que se respira o se habla.

Bueno mis amigas y mis amigos, este respiro rápido, es para recordarles que aún tenemos que cuidarnos y desde luego debemos mantener los protocolos mínimos para evitar que el virus nos ponga en aprietos y hasta en miedos. Pueden usar tapabocas, mascarillas, barbijo y hasta caretas, pero ¡cuídense!

Hoy no envío abrazos, sino P U Ñ I T O S.

Very Cordially