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CUARENTENA

  • mikearcos
  • 29 may 2020
  • 2 Min. de lectura

Por la pandemia, nos fuimos de confinamiento. Y todos los gobiernos lo han implementado más temprano unos que otros y por lo mismo las cifras de contagios y muertes. Este aislamiento es más que necesario para limitar o contrarrestar los riesgos de propagación. Mitigar y disminuir una crisis en el sistema de salud. Por lo mismo a los cuatro vientos y en los distintos medios, nos recuerdan permanentemente sobre los cuidados mínimos que se deben tomar y tener para que no tengamos dificultades y lamentaciones. Lo triste es que los ciudadanos no somos lo suficientemente juiciosos con la atención que nos corresponde para la mitigación del covid-19. El cansancio d la cuarentena, que no la sabemos tolerar, hace que perdamos el control de las acciones de distanciamiento social y de los picos que se han implementado y, solapadamente nos convertimos en gestores de contagio y que nos contagien. Esa desobediencia civil, ante el enemigo mundial invisible, que tanto daño ya ha causado, nos puede comprometer mucho más, si no tomamos conciencia del riesgo al que nos vemos sometidos. No le estamos tomando del pelo al gobierno -el que sea- simple y llanamente a nosotros mismo; un atentado contra cada uno, contra la familia y la comunidad en general. Por lo mismo: nada de guachafita, fiestas camufladas, parrandas a puerta cerrada, escapadas a la finca, quite al pico y cédula, al toque de queda y a las distintas estrategias que han aparecido, en procura de aplanar la curva. No nos creamos vivos de la “héroes” de la evasión. Aquí no hay espacio para los atajos. La cosa ya esta dura y nos puede salir más cara; nos puede golpear en casa. Se necesita acción y reacción individual y colectiva; no debemos ponernos en peligro de contagio, de nosotros depende que se termine cuarentena o que la llevemos a ochentena, a prolongar los plazos y las medidas. El gobierno está en la obligación de establecer protocolos y exigirlos a la hora de la apertura escalonada. Claro que la economía se ha debilitado, que los empleos se han perdido y que los más vulnerable sufren las duras y las maduras. ¿Cómo más podemos ayudar? sino es ayudándonos…

Tantas verdades y no, se han dicho del coronavirus, que lo único que me ha quedado es la conjugación del cuidado: ellos y ellas se cuidan, vosotros os cuidáis, nosotros nos cuidamos, el y ella se cuidan, tu te cuidas y yo me cuido. Así tendremos la posibilidad de encontrarnos más temprano que tarde y volver a la relativa normalidad. La apertura no es la inteligente, somos los humanos. Por lo mismo: quédate en casa, lávate las manos, usa tapabocas, procura el distanciamiento social y atiende las normas de tus gobernantes.

Very cordially.


 
 
 

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